LA FABRICACIÓN DEL
INTERIOR
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Arquitectura Emocional #Luis Barragán

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La arquitectura del arquitecto mexicano Luis Barragán, especialmente la desarrollada a partir de 1945, es una arquitectura que recrea para el usuario valores de intimidad y serenidad, pero destinada a leerse con todos los sentidos. Siguiendo los pasos de Loos pero también la tradición mediterránea, Barragán combinó unos exteriores neutros, escuetos y austeros con unos interiores cálidos y personales, donde su particular visión de lo convencional y lo vernáculo se teñía de un misticismo cercano al surrealismo de Chirico.

En estos interiores, Barragán utilizaba planos y volúmenes puros matizados por la vibración de la luz filtrada, los colores cálidos y la textura del revoco y de la madera, junto con elementos extraídos de su acervo personal: arcángeles y vírgenes policromados, tinajas de barro cocido usadas para destilar tequila, muebles recios y rústicos basados en los de las haciendas de su Guadalajara natal, piezas de artistas mexicanos como Diego Rivera, Chucho Reyes Ferreira o su habitual colaborador Mathias Goeritz, pero también europeos cercanos a su idiosincrasia como Josef Albers.

La nostalgia es conciencia del pasado, pero elevada a potencia poética, y como para el artista su personal pasado es la fuente de donde manan sus posibilidades creadoras, la nostalgia es el camino para que ese pasado rinda los frutos de que está preñado. Luis Barragán, discurso de recepción del premio Pritzker (leído por Edmundo O’Gorman), 1980

Los muebles de Barragán, diseñados para proyectos específicos y construidos por ebanistas locales, tienen la misma autenticidad, simplicidad formal y materialidad táctil que su arquitectura. La silla Miguelito, de cuero y madera de sabina, tradicional y confortable, aparece como una constante en su obra desde su casa en Tacubaya. Al mismo tiempo, sus muebles empotrados (como también la magistral escalera que lleva a su estudio) gravitan sobre el plano del suelo saliendo de los muros en un ejercicio que combina la rusticidad de la madera con la liviandad neoplástica, definiendo así el espacio arquitectónico.