INTERIOR
Javier Carvajal y las tiendas Loewe #Javier Carvajal
En 1957 Enrique Loewe encargó al joven arquitecto Javier Carvajal el diseño de una nueva tienda para su firma en la madrileña calle de Serrano. Loewe y Carvajal coincidieron en la XI Trienal de Milán, donde Carvajal había realizado junto a José María García de Paredes el pabellón español en el que se exhibieron los productos de la marca Loewe junto a piezas como las butacas Toro de Miguel Fisac y la tumbona Barceloneta de Coderch, Correa y Milá.
(…) en la medida en que la vida del hombre tiende a desarrollarse en un medio artificial, la calidad estética de este mundo reviste la mayor importancia.Julio Cano Lasso, Sobre la arquitectura de Carvajal, 1991
El papel de Carvajal fue determinante en la modernización de la imagen de marca de Loewe. Si inicialmente se trataba de una firma de marroquinería vinculada a la tradición, como mostraba el academicismo ecléctico de su local en la Gran Vía, pasaría a considerarse una empresa relacionada con el lujo y la sofisticación a todos los niveles, representada por la tienda de Serrano y la nueva tipografía de su logo. En el diseño del local, Carvajal utilizó un elegante racionalismo con una fuerte influencia del empirismo nórdico que se manifiesta claramente en la silla Loewe que diseñó para el local. Inspirada en las sillas de Hans Wegner, combina la estructura de madera de nogal trabajada artesanalmente con cinchas y cojín de cuero, el material característico de Loewe.
La modernización de la imagen de la empresa continuó con la construcción de nuevas tiendas en Bilbao, Barcelona, Sevilla o Londres y, sobre todo, con el showroom de su sede central en Barcelona. En estos proyectos de Carvajal, el concepto de modernidad como valor asociado a la marca fue progresivamente ganando importancia sobre el concepto tradicional de lujo.