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Ramón Marrades
Director estratégico de la Marina Real
Ramón Marrades se describe como un economista urbano. Visita, camina, investiga, trabaja y escribe en y sobre ciudades. Por eso es, sin duda, la persona ideal para recomendar un rincón secreto de Valencia. Para él la Gallera y Pelayo tienen una magia equiparable. Aunque si tiene que elegir un lugar donde trabajar o encontrar las mejores ideas, se marcha algo más lejos, hasta un tren holandés, vacío y con wifi.
Es uno de los fundadores de la plataforma internacional de urbanistas Urbego, del marco de trabajo e investigación “La Ciudad Construida” y del lobby cívico “Valéncia Vibrant”. Ahora está inmerso en una fase de, según confiesa, diversión e intenso aprendizaje como director estratégico de la Marina de València.
Su mayor miedo es dejar de tener los pies en el suelo. Quizá por eso, al soñar se queda en el corto plazo e ilusiones realistas aunque no por ello sencillas: que la Marina de València esté en poco tiempo llena de vida, innovación, creatividad y civismo.
Podemos leerle en Valencia Plaza y en algunos libros de los que es coautor como “La nova Guia de València” o “Espacios para la Innovación, la Creatividad y la Cultura”. También toca en un grupo de rock llamado Geografies.
¿Qué destacarías de la ciudad de Valencia? ¿Qué cambiarías?
Es contradictoria y fácil.
Cambiaría su obsesión por la infraestructura y por los modelos ajenos. Le pediría que entendiese que la ciudad real es la ciudad metropolitana, pero que a la vez se creciera más de cruces a dentro.
Ramón Marrades se describe como un economista urbano. Visita, camina, investiga, trabaja y escribe en y sobre ciudades. Por eso es, sin duda, la persona ideal para recomendar un rincón secreto de Valencia. Para él la Gallera y Pelayo tienen una magia equiparable. Aunque si tiene que elegir un lugar donde trabajar o encontrar las mejores ideas, se marcha algo más lejos, hasta un tren holandés, vacío y con wifi.
Es uno de los fundadores de la plataforma internacional de urbanistas Urbego, del marco de trabajo e investigación “La Ciudad Construida” y del lobby cívico “Valéncia Vibrant”. Ahora está inmerso en una fase de, según confiesa, diversión e intenso aprendizaje como director estratégico de la Marina de València.
Su mayor miedo es dejar de tener los pies en el suelo. Quizá por eso, al soñar se queda en el corto plazo e ilusiones realistas aunque no por ello sencillas: que la Marina de València esté en poco tiempo llena de vida, innovación, creatividad y civismo.
Podemos leerle en Valencia Plaza y en algunos libros de los que es coautor como “La nova Guia de València” o “Espacios para la Innovación, la Creatividad y la Cultura”. También toca en un grupo de rock llamado Geografies.
¿Qué destacarías de la ciudad de Valencia? ¿Qué cambiarías?
Es contradictoria y fácil. Cambiaría su obsesión por la infraestructura y por los modelos ajenos. Le pediría que entendiese que la ciudad real es la ciudad metropolitana, pero que a la vez se creciera más de cruces a dentro.