La casa hace un guiño a la arquitectura tradicional de la zona reinterpretando los basamentos de piedra de las viviendas cercanas. Los diferentes volúmenes cuentan con un zócalo de mampostería de piedra que crece o decrece en función de las proporciones de cada pieza y de las aberturas de las mismas.
Cada uno de los diferentes cuerpos se desliza sobre el contiguo para articular una planta que busca generar diferentes perspectivas del jardín a la vez que establece relaciones visuales y espaciales entre ellos. Los volúmenes cuentan con una altura diferente en función de la estancia que albergan. El conjunto queda coronado por una pieza que actúa de mirador que se abre a las vistas lejanas de la ciudad.
Gracias a este juego compositivo se genera un espacio interior fluido y diverso, ofreciendo una percepción distinta de cada habitación a causa de la variación en las proporciones de las piezas y de los huecos. Las aberturas se dimensionan y ubican en base a la vista que se quiere conseguir del exterior, mientras que los alzados están meticulosamente estudiados para generar una composición armónica que integre la diversidad de huecos y la bimaterialidad.













La planta baja alberga las estancias pensadas para el día de cocina, comedor y salón de mayor altura, a las que se adhiere un pabellón de invitados, sala de cine y piscina interior. Los dormitorios y el Miramar, destinado a la zona de estudio, se elevan a la primera planta.
“El basamento de piedra queda coronado por un remate de hormigón blanco entablillado de forma que ambos materiales forman un conjunto expresivo y complementario, otorgando un fuerte carácter tectónico a la vivienda”. – Ramón Esteve.

Arquitecto
Ramón Esteve
Arquitectos Colaboradores
Estefanía Pérez
Jacobo Mompó
María Parra
Anna Boscà
Arquitectos Técnicos
Emilio Pérez
Carolina Tarazona
Imagen
Tudi Soriano
Paisajismo
GM Paisajistas
Colaboradores Externos
Índigo Ingeniería
Prodein Ingeniería
IMG Windows
Carpintería Palmer
Fotografía
Mariela Apolonio
Vídeo
Alfonso Calza