Apartamento en Roma parte de una revisión del lenguaje clásico arquitectónico desde una mirada actual. La intervención recupera elementos originales del apartamento, como las molduras, reinterpretadas con nuevos materiales y proporciones. El proyecto de renovación no pretende recrear el pasado, sino construir una nueva identidad que conserve vínculos con su contexto original.
Las puertas de medio punto, presentes en todas las estancias de paso, se realizan en madera o en vidrio acanalado con perfil metálico dorado. Esta solución, de ejecución precisa y cuidada, aporta ritmo y fluidez a los recorridos, combinando tradición y técnica contemporánea desde la carpintería. En el patio interior se incorpora una doble carpintería con la misma perfilería y el mismo tipo de vidrio, reforzando la unidad formal del conjunto, un criterio que también se ha aplicado en los baños para integrar todos los espacios.
Las superficies verticales se organizan cromáticamente mediante una estrategia en capas: las paredes mantienen una base cromática uniforme, mientras que los zócalos, las molduras y los marcos de las puertas se trabajan con matices diferenciados. Esta lectura en planos superpuestos aporta profundidad al espacio y define los elementos sin que sobresalgan.
El techo, el cual tiene el mismo color que los rodapiés y marcos, completa esta composición cromática y contribuye a equilibrar la proporción de cada estancia. El pavimento, resuelto en espiga romana, refuerza la constancia entre espacios y aporta textura y calidez.
Las zonas principales de la vivienda se orientan hacia la vía principal, recibiendo una generosa entrada de luz natural. Las carpinterías exteriores han sido restauradas respetando su diseño original, preservando la relación con el exterior desde una lógica de continuidad arquitectónica.







La selección de materiales responde a una búsqueda de serenidad y a la sensación al tacto: latón, metales en tonos champán, travertino y cuarcita construyen una atmósfera sosegada, rica en matices que nos ubica en la ciudad de Roma. Incluso los elementos más funcionales, como los interruptores de botón, se han elegido para recuperar un lenguaje clásico a través del detalle.







En la terraza, los maceteros de travertino con iluminación integrada extienden esta lógica material hacia el exterior, reforzando la relación entre arquitectura, materia y luz.
El proyecto se estructura desde la coherencia entre diseño, construcción y percepción. Cada decisión refuerza una manera de habitar en la que el equilibrio entre tradición y contemporaneidad se manifiesta con naturalidad. Una arquitectura contenida, silenciosa, que no necesita imponerse para construir identidad.
Arquitecto
Ramón Esteve
Arquitectas Colaboradoras
María Martí, Carla Arrabito, Marisa Ridaura, María Luna
Imagen 3D
Tudi Soriano
Ingeniería
Alessandro Turco, Rafaela Ciotola
Constructora
Edil Nicosanti
Vídeo + Fotografías
Alfonso Calza
Pieza de música
Postdata Sound Studio